Hijos de detenidos y desaparecidos

LOS HIJOS de detenidos y desaparecidos son jóvenes argentinos que durante la última dictadura militar fueron separados de sus padres violentamente. Algunos presenciaron allanamientos clandestinos y vieron como se llevaban a sus padres. La mayoría nunca consiguió verlos de nuevo, ni saber que había pasado con ellos, ni recuperar sus cuerpos, enterrarlo, realizar el duelo.
Nos proponemos, a partir de los relatos de esta generación, aportar nuevas dimensiones para el análisis del pasado reciente. A través de las experiencias de búsquedas de identidad y reconfiguración del mundo de los hijos de desaparecidos intentamos reflexionar sobre el impacto del Terrorismo de Estado en las generaciones posteriores a la década del ´70.

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Resúmenes de la colección

Entrevista a Ernesto Argañaraz

Entrevista a Ernesto Argañaraz

Colección Hijos de detenidos y desaparecidos

DVD Nº 0099 J/03
Entrevistado: Ernesto Argañaraz
Entrevistador: Mecca Damiana – Magrin Natalia
Camarógrafo: Becerra Pablo
Fecha de la entrevista: 07 de marzo de 2012
Lugar de la entrevista: Domicilio particular del entrevistado
Colección: Hijos de detenidos y desaparecidos
Tipo de soporte: Audiovisual
Duración: 109 minutos

Ernesto nació en la ciudad de San Juan el 20 de julio de 1968. Tiene una hermana dos años mayor, Yamila. Su mamá, María Elena Gómez “Negrita”, oriunda de esa localidad, y su papá, Justino César Argañaraz “Chechi”, cordobés, eran militantes del PRT– ERP. Su padre, miembro de la compañía urbana del ERP “Decididos de Córdoba”, participó de la toma de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María, durante el copamiento fue herido de muerte y falleció esa misma noche del 10 de agosto de 1974. Su cuerpo fue enterrado clandestinamente. Ernesto recordó que se enteró, por televisión, sobre la aparición del cadáver de su padre en 1977. Su mamá fue secuestrada el 1 de junio de 1976 durante la mudanza de una casa operativa del ERP en Alta Córdoba. Mencionó las posibilidades de que su madre haya estado embarazada al momento de su secuestro, la falta de investigación y el silencio que se produjo en su familia materna.
Relató las emociones y los cambios de vida ante el asesinato y desaparición de sus padres.
Luego del secuestro de su madre, él y su hermana fueron llevados a San Juan. Recordó el hostigamiento físico y psicológico por parte de un primo, los cambios emocionales y en la cotidianeidad de su vida. Permanecieron allí durante un año y medio, desde julio de 1976 a noviembre de 1977, cuando volvieron a Córdoba a vivir con su abuela paterna Otilia, en Unquillo. Es ella quien se encarga de reunir a Ernesto y Yamila con sus primos, Martín y Ramiro, hijos de Mercedes Argañaraz y Tomás Fresneda desaparecidos en Mar del Plata. Recordó la alegría que le produjo volver a Córdoba, los juegos en el río, el compartir con sus primos, pero también las faltas económicas, el esfuerzo y los recorridos de su abuela Otilia por las cárceles del país visitando a su hijo mayor Tristán.
Contó sobre el dolor que le causó que una de sus tías paternas se lleve a Martin y a Ramiro a vivir a Catamarca y que ellos quedaran con su abuela.
Asistió a la Escuela Superior de Comercio “Manuel Belgrano”, donde recordó la rigidez del establecimiento en ese momento y las diferencias con sus compañeros. Reflexionó sobre aquella “sociedad tan cadavérica, tan callada” donde tuvo que mentir sobre el secuestro y asesinato de su padre y su madre, diciendo en la escuela, o a otros niños, que habían muerto en un accidente de tránsito. Mencionó la importancia de la palabra y el poder contar.
Analizó lo perverso del discurso genocida sobre las personas desaparecidas a fines de la dictadura. Mencionó las diferencias entre el asesinato y la desaparición forzada así como sus efectos en la subjetividad. La certeza sobre la muerte de su padre y el pensamiento mágico de la niñez que aún persiste en la esperanza de la aparición con vida de su madre. Mencionó los efectos subjetivos de la desaparición forzada y los miedos que se suscitaron en su paternidad.
Reconoció los juicios a los genocidas como el puntapié de su deseo de buscar, de reconstruir la historia. Relató que ha ido reconstruyendo a sus viejos de distintos modos a lo largo de su vida, resaltando el acercamiento a medida que se acerca a la edad de sus viejos. “¿Cómo entendía el mundo esta gente?”. Contó que al fallecer su abuela Otilia encontró en su casa un recibo de pago de cuota de un terreno que realizó su padre tres días antes de ir a la acción en Villa María, lo cual le plantea la certeza de que “esta gente quería vivir, no se iban a la muerte”.
Recordó la concepción que durante su infancia tenía de la militancia de sus padres y el “adiestramiento” político. Mencionó la elección de sus padres para nombrarlo: Ernesto Vladimiro.
Sobre la relación héroe-hombre, contó que la posibilidad de pensar al padre con miedos, contradicciones, permitió otro tipo de búsqueda. : “saber quién era mi viejo, cómo era mi vieja”.
Comentó que en marzo de 1989, al volver de un viaje de mochilero por Argentina, se anotó en la carrera de Medicina. El 10 de agosto, aniversario de la muerte de su padre, su abuela Otilia lo llamó por teléfono diciéndole que preparara las cosas que se iba a estudiar Medicina a la Universidad de la Habana en Cuba. Relató su experiencia como estudiante en Cuba, la situación económica de la Isla durante el bloqueo, las carencias, las contradicciones y la solidaridad de los cubanos. Las diferencias culturales con Argentina y la idea de que Cuba sólo es comparable consigo mismo.
Al volver a Argentina trabajó como médico en Yacanto de Calamuchita, en interior de la provincia de Córdoba. Relató la experiencia como profesional, la complejidad y las dificultades que se le presentaron de acuerdo a las diferencias que mantenía con la intendencia en orden a la concepción de salud y de sujeto. Reconoció en ese momento cierta soberbia con la que creía poder desarrollar su práctica médica en esas condiciones. Se fue a vivir a La Cumbrecita y, tiempo después, lo acusaron de ser responsable de la detonación de una bomba en la casa del Intendente de Yacanto. Contó que ese episodio le hizo revivir los allanamientos en su casa cuando era niño.
Durante un tiempo sufrió ataques de pánico, fue dejando de ejercer su profesión y le ha costado mucho relacionarse socialmente.
Habló del encuentro con la fotografía de su padre detenido en el D2 durante 1972, que el APM le entregó junto con otros datos encontrados. Describió las sensaciones que le generaron las dos imágenes de frente y de perfil, en donde ve a su padre desafiante y al mismo tiempo resignado. Reflexiona sobre esa imagen como parte de una cotidianeidad, de lo “común” que era que su padre fuera detenido.
Contó sobre su elección de subir esa foto a una red social. Los comentarios en torno a su parecido físico con el padre. Mostró dos imágenes, una de su padre y otra de él, constatando su similitud de rasgos.
Dijo que decidió compartir esta imagen porque piensa la tragedia personal dentro de una tragedia histórica.

Entrevista a Natalia Colón

Entrevista a Natalia Colón

Colección Hijos de detenidos y desaparecidos

DVD Nº: 100/ J- 04
Entrevistado: Colón, Natalia
Entrevistador: López Maricel
Camarógrafo: Becerra Pablo
Fecha de la entrevista: 8 de Marzo del 2012
Lugar de la entrevista: Domicilio del entrevistado
Colección: Hijos de detenidos y desaparecidos
Tipo de soporte: Audiovisual
Duración: 126 minutos

Nació en Córdoba el 5 de agosto de 1973, en la casa de sus abuelos. Sus padres eran militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Su padre tenía 22 años, y su mamá 27, él era estudiante de arquitectura y ella profesora de letras.
Recordó que cuando ella cumplió un año se fueron a vivir a un departamento y a los seis meses se fueron a vivir a Tucumán porque a su papá lo estaban buscando acá en Córdoba, luego señaló que hace pocos años se enteró que en realidad su papá había sido trasladado a Tucumán por la organización en la que militaba.
De sus padres no recuerda nada, sabe que se mudaron a Tucumán en 1974 y los primeros días de junio desapareció su padre. Relató cómo fue la experiencia cuando la policía irrumpió en la casa y se lo llevaron en madrugada, para averiguación de antecedentes.
Luego sus abuelos viajaron a Córdoba a buscarlas a ella y a su mamá y regresaron a Córdoba en un camión de mudanzas. Señaló que el miedo a la policía, el temor a que entren en su casa, el temor a la noche, son miedos que aun tiene en el presente.
Comentó que 5 años atrás, se enteró en un viaje que hizo a Tucumán, que después del secuestro de su padre, su mamá pasó a la clandestinidad en Tucumán y la gente del partido le recomendó que regresara a Córdoba. Reflexionó sobre esto.
Comentó que por búsqueda o causalidad a lo largo de su vida se fue enterando de cosas que pasaron, así, los relatos sobre los primeros años de su vida le fueron llegando como fragmentos y que en algunas oportunidades recibió datos que son distintos de los que ya tenía, entonces lo describe su historia personal como un continuo armar y rearmar.
Su madre luego de regresar a Córdoba, la dejó a ella con sus abuelos maternos y se fue a Tucumán a buscar a su padre, luego volvió a buscarla y pese a la oposición de sus abuelos, se la llevó con ella. 10 días después, sus abuelos recibieron un llamado de Tucumán diciéndole que su hija había sido secuestrada, que fueran a buscar a su nieta Natalia.
Sus abuelos viajaron a Tucumán, allí se pusieron en contacto con las personas que la tenían y luego de 20 días fijaron un encuentro en la Terminal donde vieron aparecer sola a Natalia que tenía dos años, pero nunca tuvieron contacto con las personas que la tuvieron en esos días.
Relató que ante la ausencia de sus padres, de pequeña, sus abuelos primero le dijeron que sus papas estaban trabajando, y luego que habían fallecido en un accidente, esto hasta los 12 años. Recordó que desde el momento en que le dijeron que habían muerto no se habló más de sus padres, reflexionó sobre esto. Comentó que en su casa había pocas fotos de sus padres, si había objetos de ellos, pero solo le decían estas son cosas de tu mamá o de tu papa, y nada más, y si ella preguntaba algo, se largaban a llorar, por lo que no se habló más de sus padres, ni de política, ni de nada.
Comentó que a sus tres años estuvieron un año con sus abuelos en España y que a partir de que se enteró que sus papas habían muerto en un accidente, ella les decía mamá y papá a sus abuelos.
Comentó que en el 85, cuando tenía 12 años, en la plaza san Martin había mesas donde había gente juntando firmas, pidiendo por los desaparecidos y que cuando llegó a su casa preguntó qué eran los desaparecidos y su abuelo y su tía le contaron la verdad sobre la historia de sus padres.
Reflexionó sobre el silencio de su familia que recién pudo hablar dos años después de que volvió la democracia.
Recordó que se compró un libro a escondidas llamado “Proceso de Reorganización Nacional, la última”, porque quería más información y a sus abuelos no les podía preguntar porque se angustiaban mucho. A los 14 Años fue 2 o 3 veces al Taller Cortazar, pero comentó que se sentía sapo de otro pozo, porque todos los que estaban allí, tenían familias más militantes y más información que ella. Señaló para qué le sirvió pasar por allí.
Reflexionó que ser hija de desaparecidos siempre lo vivió como “un peso” y habló sobre sus sentimientos en relación a la militancia de sus padres.
Comentó sobre los momentos en que se sintió interpelada por el discurso social pro dictadura, y su imposibilidad de habar o la constante necesidad de defender, a sus padres, decir que habían sido buenas personas y que si bien ahora no se da tanto, estas situaciones continúan en la actualidad. Refirió a anécdotas sobre esto en la escuela, con la mamá de una amiga y con el almacenero de su barrio.
Relató el momento en que le contó a su hija la historia de sus abuelos, como la llevaba a las marchas y actos, y lo “pesada” que fue esa experiencia, porque aun no habían salido los juicios, entonces ella tenía que decirles que sus abuelos habían sido desaparecidos por personas que estaban libres y con poder y asegurarles que no les iba a pasar nada a ellas.
Comentó que el alivio del peso que sentía, tuvo que ver con el cambio producido en el contexto social, que a partir de los juicios, se abrió la verdad a la sociedad y la respuesta de la gente es algo mejor, en este sentido destacó que desde entonces puede sentir el alivio de decirle a su hija que esto no va a volver a pasar porque los responsables han sido juzgados.
Comentó que el hablar con sus abuelos era para ellos muy doloroso, y el relato estaba muy marcado por la “desaparición” más que por lo que habían sido “ellos antes”. Por lo cual su proceso de búsqueda lo empezó después de ir a la agrupación HIJOS, a partir de allí pudo armar una red con la gente que los había conocido. Así viajó a Tucumán a encontrarse con quien había sido el responsable de sus padres. Pero después de esta experiencia no quiso juntarse con nadie más que hubiera conocido a sus padres, porque le resultaba angustiante.
Esta entrevista incluye reflexiones sobre la recepción de las fotografías de sus padres que aparecían en el Registro de Extremistas del D2 de la Policía de la Provincia de Córdoba y que le fueron entregadas por el Archivo Provincial de la Memoria.

Entrevista a Agustín Di Toffino

DVD N.º: 0097 - J/02

Entrevistado: Agustín Di Toffino

Entrevistador: Mecca Damiana – Magrin Natalia

Camarógrafo: Becerra Pablo

Fecha de la entrevista: 14 de diciembre de 2011 y 4 de mayo de 2012

Lugar de la entrevista: Archivo Provincial de la Memoria

Colección: Hijos

Tipo de soporte: Audiovisual

Duración

Agustín nació el 20 de agosto de 1976 en el hospital Español, en la ciudad de Córdoba. Es el hijo más chico de Tomás Di Toffino y Delinda “Negrita”. Sus padres ingresan desde muy jóvenes a trabajar a la empresa provincial de Energía de Córdoba (EPEC). Allí se conocieron, comenzaron a salir y luego se casaron.

Relata la participación política de su padre Tomás en el sindicalismo y el contexto socio político de la época. Este militaba con Agustín Tosco, era tesorero de EPEC. Con la época del brigadier Lacabane su padre fue muy perseguido y paso a la clandestinidad.

Rescata que sus recuerdos los construyó a partir de lo que le conto su madre ya que él era muy chico, como que en el día de su nacimiento, su padre estuvo presente en el hospital estando clandestino.

Narra la situación que vivía el sindicato de Luz y Fuerza a partir de 1975. Su padre desaparece el 30 de noviembre de 1976, cuando Agustín tenía 3 meses y 5 días; fue secuestrado en inmediaciones de la empresa cuando salían los trabajadores. Cuenta que con el tiempo se enteran que este operativo estuvo a cargo del batallón 141. Lo llevan a La Perla. Tomás tenía 36 años en el momento de su desaparición.

Rescata que su crecimiento y su niñez fueron muy buenos en términos generales. Recuerda la contención de su abuela paterna, Valentina, y de sus hermanos. Cuenta los juegos con los play movils que “votaban y eran de izquierda”, como su papá.

Su madre siempre le conto la verdad de lo que sucedió con su padre y para él fue fundamental porque lo ayudo a comprender. Recuerda que desde muy niño él tenía muchas ganas de contarles a sus amigos que su padre había muerto para que todos los niños tengan una copa de leche, como le decía su mamá. Agustín fue al colegio Alejandro Carbó durante la dictadura. Relata que al momento del alzamiento en Semana Santa estaba haciendo una fiesta en su casa con compañeros del colegio. Recuerda el miedo y el llanto, a los padres que llegaban a buscar a sus hijos y un episodio en el que una compañera del curso cuenta que “es hija de desaparecidos”.

El vínculo que se profundiza con esa compañera. Reflexiona sobre su vida en el colegio y la relación con sus compañeros a partir de su historia personal.

2º parte

Realiza un análisis sobre los ´90 y el “extremo de la derrota político cultural sobre la memoria”. Cuenta sobre su necesidad de militar ligada a procesos subjetivos y al contexto socio político: la necesidad de hacer visible la impunidad -la injusticia y la bronca desatada-, la posibilidad de contar y de hacer una revisión más profunda sobre quién era su padre.

Reconoce tres acontecimientos claves de la década: las declaraciones de Scilingo y lo generado con ello, los juicios a represores, y el nacimiento de H.I.J.O.S.

En 1993 comienza a militar en el Frente Grande. Recuerda esa experiencia con mucho afecto. Es elegido presidente del centro de estudiantes de su nuevo colegio, el Instituto Córdoba.

Ingresa a la Escuela de Ciencias de la Información de la UNC, continúa militando en política universitaria.

En 1994 viaja a Cuba a la 1º Brigada Sudamericana de Trabajo Voluntario en la cosecha de naranjas, relata el reconocimiento que un grupo de comandantes le hiciera por ser el “hijo de un revolucionario”. Recuerda esa experiencia como un gran crecimiento personal.

En enero o febrero de 1995 lo invitan, junto a otros hijos de desaparecidos, a hablar en televisión. Rescata ese hecho como algo muy importante dado que era la primera vez que contaban su historia públicamente “asumir esa identidad como hijo de desaparecido”.

Recuerda el campamento en Río Ceballos –abril de 1995- donde se encuentran hijos de desaparecidos, exiliados, asesinados y ex presos políticos y lo que ese espacio posibilitó en torno a la palabra, “contar por primera vez tu historia”. La fundación de H.I.J.O.S y la importancia del taller Julio Cortázar en dicha construcción. Cuenta sobre la eficacia del colectivo como sujeto político.

Comenta la relación entre su militancia y la construcción de la identidad.

Considera la importancia de la aparición de nuevas imágenes y relatos sobre su papá.

El APM le hace entrega de la fotografía que le tomó la policía a su padre estando detenido en el D2. Cuenta sobre los sentidos y emociones generadas en ese encuentro.

Analiza continuidades de prácticas represivas en el presente.

Actualmente trabaja en el Archivo Provincial de la Memoria –APM- y es periodista de los SRT. Relata lo que para él es la “razón de la memoria”.

Entrevista a Alejandro Rossi

DVD N.º: 0103 J/04

Entrevistado: ALEJANDRO ROSSI

Entrevistador: Magrin Natalia

Camarógrafo: Becerra Pablo

Fecha de la entrevista: 14 de septiembre de 2012

Lugar de la entrevista: Archivo Provincial de la Memoria

Colección: Hijos

Tipo de soporte: Audiovisual

Duración: 96 minutos

Alejandro Rossi nace el 21 de diciembre de 1971 en Buenos Aires. Su familia estaba compuesta por su mamá, su papá y él. Su papá, oriundo de la localidad de Zárate (norte de la ciudad de Buenos Aires), militante de la Juventud Obrera Católica, viene a Córdoba a trabajar con el Padre Víctor Hacha. En la Iglesia “Nuestra Señora del Trabajo” de Barrio Villa El Libertador conoce a la mamá de Alejandro.

El 18 de marzo de 1972 asesinan a su papá. A partir de ese momento, Alejandro y su mamá (que estaba siendo perseguida) trajinan por diversos lugares.

Alejandro cuenta que durante muchos años le mintieron sobre la muerte de su padre: le dijeron que había fallecido en un accidente. A los 11 o 12 años de edad una maestra de la escuela le cuenta la “verdadera historia”, lo que le genera mucho dolor y lo recuerda como “un momento muy feo”. Recuerda que, aunque eso le permitió preguntar sobre otras cosas, recién a los 34 años comienza a reconstruir su historia.

Retoma el relato de su primera infancia, cuenta que a los cuatro años de lo secuestran con su mamá en las inmediaciones del parque Sarmiento, el 24 o 26 de junio de 1976. Relata el momento del secuestro, el traslado a La Perla y lo que recuerda del CCD. Recuerda algunos detalles, como que dos chicos le dijeron que estaba en un jardín de infantes.
Después de su paso por La Perla, lo llevan a la casa de sus abuelos maternos en Villa El Libertador. Tiempo después Alejandro se va con la hermana menor de su mamá a vivir a la casa de sus tíos abuelos en Despeñaderos.
Vuelve a Córdoba y sitúa en ese momento su recuerdo sobre la primera vez que juega con otro niño, su vecino Claudio. Narra los silencios que atravesaron su infancia, lo que no le preguntaba a su abuela por temor a lastimarla, y sobre lo que tampoco otros miembros de la familia hablaban. Alejandro imaginaba que su mamá podía estar escondida debajo del piso de su casa. Relata que recién después de los 20 años de edad dejo de esperar que su ella regresara.

Narra el encuentro con una sobreviviente de La Perla que estuvo con su mamá, lo que ella le cuenta “sin filtro” y el dolor que eso le causó. Relata lo que implica el saber qué le pasó a su mamá y cuenta qué implica para él “saber la verdad”.

Explica que nunca contó en la escuela primaria ni secundaria sobre lo que le había pasado. No recuerda tampoco que sus amigos le hayan preguntado algo. Sin embargo, recuerda que los docentes tenían consideraciones distintas para con él, de mayor tolerancia, y es por eso que piensa que su abuela había hablado en la escuela sobre su situación familiar.

Narra como, en un intento por “poner tierra” a algunos recuerdos, a los 7 u 8 años comenzó a decirle “mamá” a su abuela y “hermana” a su tía. Hasta el día de hoy es así, sus sobrinos son sus “primos”.

Menciona que en su adolescencia “no le importaba nada”, era el “cabeza hueca” que solo pensaba en salir, jugar al fútbol, y nada más. Cuenta la relación con “Motoneta”, que tenía una historia familiar similar a la de él. Explica el miedo que le tenía a los padres de “Moto”, un miedo que había depositado en él su abuela. Comenta también como en ese momento no pensaba ni se hablaba en términos de “desaparición forzada” y cómo recién de grande empezó a pensar en estos términos, sin poder igual comprender como alguien “desaparece por pensar distinto”.

Reivindica el proceso de juzgamiento que se lleva adelante con los responsables del terrorismo de Estado. Cree que todo lo que “estos tipos” hicieron al final terminó potenciando la militancia de la generación de los hijos, militancia en muchas aspectos (no solo en el pedido de justicia por sus padres). Habla de la importancia que tiene “la justicia” en la construcción de la verdad.

Ante una pregunta sobre su experiencia en los Juicios, vuelve a su infancia y cuenta otro recuerdo: tenía entre 3 y 4 años y estaba con su mamá en un piecita en el Barrio Chino. Dormían juntos y una noche su mamá se levanta de golpe, le dice que van a jugar a la escondida porque hay unos “señores malos”. Reflexiona sobre cómo un niño asume lo que le pasa de una manera diferente, y como su madre transformó esa situación en un juego.

Narra su vivencia en los Juicios y sentencias, vivencia que define como ambivalente entre la alegría y la tristeza.

Relata sobre su militancia en HIJOS: cuándo empezó, por qué, qué significa y cómo es para él estar en un espacio donde entre todos comparten historias parecidas. Cuenta la importancia de compartir con esas personas distintos momentos y la satisfacción que le produce estar en ese espacio, y menciona también su militancia sindical. Remarca el alivio al poder hablar de su historia y al sentirse escuchado.

Habla de su compañera Sandra, a la que conoció a los 17 años. Comenta que con ella siempre pudo hablar de su historia y explica que es su principal contención en los momentos de mayor movilización emocional, como aniversario de la muerte de sus padres, conmemoraciones para el 24 de marzo, etc. Tienen dos hijas mellizas que adoptaron cuando ellas tenían 3 años, y narra como se involucran ellas con la historia de él, y como ve él (salvando las distancias) algunas relaciones/conexiones entre ambas historias.

Relata también sobre el momento en que La Perla pasa a estar en manos de la Comisión Provincial de la Memoria y dice que el hecho de que en un espacio donde hubo tanta muerte y horror hoy haya “tanta vida” le produce paz y satisfacción.

Describe su vuelta a La Perla, la cual realizó con una compañera de HIJOS. En ese momento pensó y sintió que volver a ese lugar era algo necesario y a su vez recorriendo pudo identificar con certeza el lugar donde él estuvo a los 4 años (lugar que no coincidía con el que mencionaban otros testimonios sobre niños en ese CDD). Después volvió a ir con la mujer que había estado detenida con su mamá, que también reconoció el lugar donde ellas habían permanecido durante su tiempo en La Perla.

Narra su opinión sobre los Sitios de Memoria y la gran importancia que considera que tienen.

Cuenta sobre la militancia de su padre en la JOP (Juventud Obrera Católica), y como entiende él al catolicismo: como el “dar todo por el otro”.

Recuerda la declaración jurídica sobre su secuestro: que su abuela lo llevó a tribunales al regreso de la democracia, que su relato aparece en el libro de la CONADEP “Nunca Más”, y que esa experiencia en su momento le generó miedo y desconfianza.

A modo de cierre, opina que lo que pasó en los 70’ fue algo muy alejado a “una guerra”, que los que lo hicieron son asesinos, ladrones, genocidas. Habla sobre la reivindicación de las causas de los desaparecidos y ex presos, y cómo los hijos hoy quieren y deben levantar esas banderas, aprovechando este momento histórico, donde el Gobierno Nacional particularmente ha dado lugar a que estas luchas puedan ser, de alguna manera, retomadas.

Entrevista a Emiliano Fessia

Entrevistado: Emiliano Fessia

Entrevistador: Enrique Hansen

Fecha de la entrevista: 1er encuentro: 23 de Junio de 2014. 2ndo encuentro: 1 de Septiembre de 2014

Duración: 1er encuentro: 84 min. 2ndo encuentro: 69 min.

Hijo de Carlos Alberto Fessia, Secretario General de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO) y de Nidia Cristina Fontanellas, militante de la misma organización, ambos asesinados por una unidad militar con elementos civiles comandada por el Grupo de Tareas 4, un grupo represivo que operaba en Buenos Aires.

Primer encuentro:

Nace en Noviembre de 1976, estando sus padres en situación de clandestinidad. A los 11 días de su nacimiento sus padres son asesinados en su casa por un grupo de tareas. Al ser su padre un conocido dirigente de la OCPO, tres días después del atentado se emite un comunicado en numerosos diarios del país donde dan cuenta del hecho; por este medio su familia de Córdoba se entera de lo sucedido y su abuelos viajan a Buenos Aires. Federico Fessia, su abuelo paterno, logra identificar y pedir los restos de sus padres, y recuperar a su nieto. Posteriormente es dado en adopción a sus tíos maternos y vive su infancia en Córdoba.

Relata cómo comienza a aprender sobre su pasado a medida que va creciendo, como sus tíos le cuentan la verdad sobre sus padres en su adolescencia y cómo se abre la discusión sobre lo que les sucedió en su familia. En el año 1996 asiste a la Marcha por el 24 de Marzo, donde escucha el discurso de los integrantes de H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) y decide acercarse a esta agrupación. Describe su participación en las discusiones sobre el perfil público y el contenido político de la organización, su militancia en ella, los aprendizajes vividos y la perspectiva que ésta experiencia le ha brindado para pensar sobre su propio pasado.

Narra la forma en que va reconstruyendo la trayectoria de sus padres y su asesinato, en un proceso de búsqueda continua. Se pregunta el porqué de su decisión de participar en la lucha armada y reflexiona sobre las formas de lucha contra la desigualdad en clave generacional. Cree que H.I.J.O.S. reaviva esta lucha por los Derechos Humanos, afirmando que los juicios a los represores y sus colaboradores, así como la apertura de espacios de memoria, abren la posibilidad para repensar y discutir sobre nuestro pasado y motivan una militancia social contra la impunidad. Describe sus sensaciones y experiencias por la realización de estos juicios, analizando asimismo la compleja relación entre las movilizaciones populares y las transformaciones institucionales y estatales que los hicieron posibles. Comenta como estos juicios rearticulan procesos subjetivos, siendo reparadores y ordenadores a un nivel personal.

Segundo encuentro:

Al realizarse esta entrevista ejerce como Director del Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos “La Perla”. Reflexiona sobre el proceso de recuperación de los ex Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE), posibilitado por la incorporación a la política estatal de Derechos Humanos de la temática de Memoria, Verdad y Justicia. Analiza las discusiones en H.I.J.O.S. por la apuesta a la construcción de políticas de Estado. Brinda una lectura en clave ideológica sobre la justicia institucional, las redes de poder que la atraviesan y las disputas que se dan en torno a las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia. Relata el proceso de recuperación del ex Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba (D2) y del establecimiento de la Ley Provincial de la Memoria Nº 9286, producto de las conquistas logradas por el avance de la lucha social por los DDHH, destacando el trabajo realizado para que los hechos de la represión sean innegables para el gobierno y la sociedad.

Describe el trabajo en los Espacios de Memoria, la construcción de institucionalidad y las formas de participación en instituciones públicas, considerando los contextos sociopolíticos por los que discurren estas actividades. Explica el proceso de constitución de “La Perla” como Espacio de Memoria desde una concepción de la memoria como construcción activa, relatando las discusiones que se dieron para definir el contenido y el perfil del sitio, las actividades de participación y promoción, considerando los diversos públicos al que estaría dirigido y la participación de los ex detenidos y sus familiares en la construcción del mismo, además de las condiciones materiales con las que deben trabajar (falta de personal y presupuesto).

Discurre sobre las especificidades de trabajar con experiencias límites, la dificultad intrínseca por el sufrimiento implicado y el rol institucional de vehiculizar el duelo y la reparación social. Habla de la pedagogía de la memoria, de cómo ésta lleva a discutir y hacer en el presente, apostando a la profundización de la democracia, y de la lógica de interpelación que emplean para que la producción de sentido sobre el sitio se haga de forma colectiva.

Entrevista a Walter Martinez

Entrevistado: Walter Rubén Martínez

Entrevistador: Enrique Hansen

Fecha de la entrevista: 12 de marzo de 2015.

Duración: 39 min.

Colección: Hijos

Hijo de Héctor Eliseo Martínez, asesinado durante la última dictadura militar y de Victoria Abdonur, quien fue detenida en el momento del asesinato de su pareja y continúa desaparecida en la actualidad. Su padre era sindicalista y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PTR).

Durante su infancia (6-7 años) su familia mantenía una imprenta clandestina donde elaboraban folletos del partido, en un sótano que cavaron en su casa en Barrio Observatorio, Córdoba. En el año ’76 se trasladan al Partido de Moreno, una zona rural de Buenos Aires. Un domingo de Mayo su casa es asaltada; su padre es asesinado por los militares en el lugar y su madre es llevada detenida y no vuelven a saber de ella. Una vecina y amiga de su madre se hace cargo de él, su hermana y hermano menores, hasta que pueden contactar con su tía Maruca en Córdoba gracias a la intervención de un sacerdote tercermundista, quien los adopta y con quien crecen.

Su tía materna intentó averiguar el paradero de su madre pero no consigue respuesta alguna. Relata que fue más fácil para él aceptar la muerte de su padre que la incertidumbre del destino de su madre. Expresa su admiración por los ideales de sus padres y la vigencia de su pensamiento. Cuenta que una tía paterna también intentó averiguar sobre su padre y por eso la detienen en Campo de la Rivera durante 16 días.

Remarca el valor histórico de los juicios a los represores, la enseñanza que dejan para no repetir los errores del pasado. Expresa su deseo de que la casa de sus padres en Córdoba, que fue apropiada y utilizada luego por los militares como centro clandestino de detención, sea convertida en Sitio de Memoria.

Entrevista a Carolina Llorens

DVD N.º: 0093 J/01

Entrevistado: LLORENS, MARÍA CAROLINA

Entrevistador: Mecca Damiana

Camarógrafo: Becerra Pablo

Fecha de la entrevista: 1 parte 5/10/2011 2 parte 9/11/2011

Lugar de la entrevista: Domicilio particular del entrevistado

Colección: Hijos

Tipo de soporte: Audiovisual

Duración:190 minutos

Carolina relata cómo fue su nacimiento y como secuestraron y desaparecieron a sus padres.

Ella y su hermano quedan solos a cargo del portero que da aviso a la justicia, la jueza Alicia Oliveira se hace cargo y publica en el diario la foto de ellos. La secretaria de esta jueza los tiene en guarda por un tiempo hasta que su abuela materna, madre de Diana Triay los reconoce en la foto del diario y va a buscarlos.

Yoli era una compañera de su madre que ayudo en el proceso de recuperación de Carolina y Joaquín.

Sus padres desaparecen el 9 de diciembre de 1975; militaban en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en logística de la organización.

Se crían con sus abuelos maternos. Relata cómo fue su crianza y la relación con ellos en Córdoba.

Rescata que siempre le contaron la verdad, que sus padres estaban desaparecidos. Reflexiona como vivió su abuela la desaparición y como la crianza de sus nietos estuvo cargada de la espera de su hija. Recuerda el enojo que tenían sus abuelos frente a la decisión de sus padres.

Carolina rescata que siempre ella se encargo de preguntarles y de hablar de lo sucedido con sus abuelos.

Ella empezó la escuela primaria durante la última dictadura. Recuerda que tenía el mandato de su abuela de no contar nada, de decir que se murieron en un accidente, pero que ella contaba igual la historia de sus padres.

Reflexiona sobre lo que implicaba la palabra desaparecidos para ella, que significado le daba a esa palabra durante su niñez y durante el periodo escolar.

Reflexiona que uno de sus refugios para procesar su historia era la fantasía. Cuenta que le daba mucho miedo volver a su casa y que sus abuelos no estuvieran. Con ellos fue por primera vez a Mendoza y se encuentra con compañeros de militancia de sus padres. Rescata que en esta experiencia entendió la figura política de sus padres y por que luchaban.

En la adolescencia y a partir de la experiencia anterior empezó a militar y a participar del Taller Cortázar. Analiza el por qué de esta opción.

Cuenta que sus abuelos maternos se oponían a su participación política. Rescata que también comenzó a cambiar estéticamente, con una forma de vestirse hippie y muy rebelde; que nadie le ponía límites claros y a los 16 años se fue a vivir con un novio. Recuerda que sus abuelos maternos no podían manejarla y que el único que le intentaba ponerle limites era su abuelo paterno.

En esta etapa era ser hija de militantes, eran héroes idealizados.

Era muy peleadora en la adolescencia, en la escuela principalmente.

2 parte

Con el regreso de la democracia ella comienza su adolescencia. En este periodo comienza a ir al Taller Cortázar. En esta experiencia se encuentra con chicos que habían vivido la misma situación. Dice que fue como llegar a casa, que allí no tenía que dar explicaciones. Cuenta como estaba organizado el Taller Cortázar.

También participaba en el Centro de Estudiantes de su colegio y daba apoyo escolar en una villa y esto era motivo de problema con sus abuelos maternos.

Habla sobre su reacción frente a la Ley de Punto Final.

Reflexiona que para ella ser hija de desaparecido era en un punto no ser hija de nadie. Cuenta que toda la familia opinaba cosas diferentes sobre los límites que había que ponerle.

Comienza un proceso de buscar a sus padres en otros. Comienza una relación muy fuerte con su tía Fátima que era artista y había sido compañera de sus padres de militancia. Se fue a vivir con ella.

Reflexiona que su adolescencia fue muy caótica, vivió en varias casas buscando la figura de sus padres. Reflexiona que ahí se dio cuenta que su familia eran sus abuelos.

Nunca dejo la escuela ni se llevo materias.

En este periodo de su vida encontró la figura de su papá a través de una relación más profunda con la familia Llorens.

Habla de un tío de ella, Macuca Llorens que era sacerdote tercermundista que la marco mucho en la reconstrucción de su historia.

En la adolescencia se cambio su nombre y se hacía llamar Diana como su madre.

Para ella el Juicio a la Junta genero mucha euforia y mucho miedo.

Cuando el Taller Cortázar se disuelve por falta de financiamiento ella comienza a militar en Ecología Social.

A los 16 años consigue un trabajo como diseñadora y se va a vivir sola. Comienza terapia porque era un momento difícil para ella.

Habla sobre la Tablada y la situación de su familia paterna que estaban participando en el MTP (Movimiento Todos por la Patria)

Cuenta que la terapia la ayudo mucho durante su juventud. Relata que a partir de ello logra salir del lugar de la víctima y esto le permitió mirar su historia desde un lugar distinto.

Cuando comienza a formarse la organización H.I.J.O.S. ella tenía una visión más política y que tenía muchas cosas resueltas personalmente. Reflexiona que en 1995 comienza a resquebrajarse con respecto a los 80.

A los 19 años, se puso de novio con un primo por parte de la familia paterna y tienen una hija, Ludmila. Reflexiona sobre esta situación. Para ella ser madre fue decisivo en la opción que tuvo que tomar. Decidió dejar de militar en H.I.J.O.S., dedicarse a su hija y termino de estudiar psicología.

Al poco tiempo se separo del padre de su hija. Comenzó a militar nuevamente en derechos humanos y ecología.

Habla sobre el modelo de madre que tenía en su maternidad. Rescata que a pesar de la relación conflictiva con sus abuelos maternos ellos estuvieron muy presentes en su forma de ser madre.

Habla del ideal de madre que ella construyo para criar a su hija. Cuenta la historia de una canción que le cantaba su madre y como ella se la canto siempre a su hija.

Se separo del padre de su hija.

Formo pareja nuevamente y tuvo dos hijos varones. Reflexiona la relación entre su pareja y su historia personal.

Habla del proceso de recuperación de su hermano Joaquín, ya que estuvo indocumentado hasta los 20 años.

Reflexiona sobre la ausencia de sus padres en los momentos más importantes de su vida.

Rescata el proceso de transmisión de su experiencia a sus hijos y como esto repercute en ella. Cuenta anécdotas sobre que entienden por desaparecidos sus hijos menores. Reflexiona que es un proceso que no solo se da el 24 de marzo sino que está presente en la vida cotidiana, sin embargo para las marchas de conmemoración toda su familia trabaja en la confección de las pancartas con las fotos de sus abuelos. En sus palabras, es un ritual familiar. Siempre les conto la verdad a sus hijos y habla del tema siempre que sea necesario y que ellos lo demanden. Rescata que es más fácil en la actualidad hablar entre niños sobre este tema que cuando ella era niña.

En el 2001 cuando nace Teo, su hijo del medio, su abuela materna que la había criado se suicida. Analiza esta situación.

Habla de la relación que mantiene hasta hoy con el matrimonio que la crio en bs as hasta el proceso de recuperación por parte de sus abuelos.

Cuenta como es la relación en la actualidad con su hermano y como fue su proceso de recuperación de su historia personal.

Cuenta como le festejo el cumpleaños de 15 de su hija. Relata los rituales que realizó con las mujeres de su familia.

Reflexiona que deben transmitir y ser los espacios de Memoria.

Muestra los tapices y cuadros que tiene en el living de su casa que fueron hechos por sus padres.