DVD N.º: 108 A/35
Entrevistado: BRITOS, MARCELO
Entrevistador: Magrin, Natalia
Camarógrafo: Becerra, Pablo
Fecha de la entrevista: 08 de marzo de 2013
Lugar de la entrevista: APM
Colección: Memorias de ex Detenidos del D2
Tipo de soporte: Audiovisual
Duración: 217 minutos
Marcelo Raul Britos nació en San Isidro, Buenos Aires, el 30 de mayo de 1959. Tiene 53 años. Está casado con Letícia con quien tiene tres hijos: Clara, Juan y Dana. Actualmente vive en España.
Recuerda sobre su infancia en Buenos Aires y la influencia de su padre, José Raúl, vendedor de libros, a quien consideraba una persona luchadora. Se acuerda de los regalos que traía, entre ellos, un poncho norteño que lo acompaño hasta la cárcel. Tiene cuatro hermanos: Maria, Osvaldo, él que nació mellizo pero su hermana Alicia murió a los cinco meses, Claudio y Roberto. Su madre, Amor, era ama de casa. La familia era practicante de la religión católica. Recuerda a su padre en varias oportunidades, quien era peronista y siempre hablaba de política. Relata sus recuerdos sobre el Cordobazo.
En 1969 fue a vivir en Unquillo, etapa de su infancia que considera la más bonita. Cuenta sobre su experiencia como presidente del Club Escolar en la Escuela Nuestra Señora de la Merced en séptimo grado. Jugaba futbol e iba a los Boy Scout en Rio Ceballos, actividad que marcó mucho su vida (lo define como una línea que marcó siempre sus vivencias): estuvo ahí desde la primaria, pasando por el secundario y retomando mismo después que estuvo en la cárcel.
En el año 1972 se trasladan con su familia a Córdoba capital. Ahí, repite el séptimo grado en el colegio Aguilar, en Alta Córdoba. Hace el secundario en un colegio privado llamado José San Martin donde empieza a militar en la UES. En 1973 se cambia de colegio y pasa a estudiar por la noche al colegio Martin de Pueyrredón. Ahí, su militancia se intensifica. Recuerda las actividades militantes.
En los Boy Scout, conoce a Feliciano y Luís quienes militaban en el Partido Comunista Revolucionario. Luís empieza a darle material para leer y estudiar, lo que no solía hacer en la UES, donde la acción era la principal consigna. Al mismo tiempo, iba a las Unidades de Base con su padre.
Recuerda que Luís, quien comienza a militar en el PRT, le dio literatura marxista para estudiar y lo puso en contacto con la Juventud Guevarista. También conoce a Carlos (nombre de guerra), del PRT.
Relata que, a sus 15 años, se aburría en los encuentros donde se quedaban leyendo y estudiando por lo que prefería la acción, como cuando hacia practicas militares con la UES a los 14 años. Cuenta sobre la elección de un nombre de guerra.
En la Juventud Guevarista, hacia pintadas y bombas panfleteras con cajas de zapato. En este momento, Patricia era su responsable política. En seguida, se pone de novio con una chica de la TERS - Tendencia Estudiantil Revolucionaria.
Luís, Patricia y la gente de la JG le exigían que se proletarizase por lo que empezó a trabajar en una fabrica de un conocido que había sido echado de SITRAC-SITRAM. Hacia el trabajo “lumpem” – que no entraba en la cadena de producción. Ahí eran todos combativos y solían participar de las manifestaciones de la Ford. Trabajo en la fábrica por tres meses hasta que se fundió. Analiza la experiencia de lucha armada y la militancia política.
Cuenta que cerca de la Navidad de 1975, se va de mochilero con Luís a Capilla del Monte y en el camino, un camionero le dice que puede ir a trabajar en el Mercado de Abasto, donde junta plata para volver a casa en Navidad. En marzo de 1976 se encontraba trabajando en el Mercado de Abasto, recuerda haber escuchado el comunicado oficial del golpe de Estado en el colectivo.
Patricia pasa a la clandestinidad, no tiene a donde ir y le pide a Marcelo quedarse en su casa. La lleva como su novia y empiezan a usar su casa para imprimir volantes, hacer propaganda, etc. Se quedan ahí hasta que son secuestrados, unos días antes del 29 de mayo, cuando sale con Patricia y otros militantes a hacer una acción conmemorando el Cordobazo. Esta acción consistía en quemar los archivos de “pagaré” de SITRAM. Participan él, Patricia, Feliciano y una chica más (que no se acuerda el nombre). Él tenia 16 años, Patricia 17 y Feliciano 14. Relata la acción y el momento en que son detenidos a los golpes. Lo llevan al Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia, el “D2”. Relata las prácticas represivas y violentas de quienes operaban en ese CCD y sus sensaciones y temores en ese lugar. Recuerda los interrogatorios bajo tortura a él y su amigo Feliciano. En esas circunstancias, bajo tortura, dice la dirección de un punto de encuentro. Lleva a los milicos a la casa de una chica en el Barrio Kennedy donde, supuestamente, se reunía el ERP. Allí caen dos mujeres. Reconoce a una de las chicas, a la que llamaban Nora y caminaba de muletas porque había tenido poliomielitis. Dice que una de las grandes cargas emocionales de su vida fue que no saber si la habían matado o no.
Describe las prácticas de tortura en el D2 así como las estrategias de resistencia construidas por los detenidos para soportar la violencia y para comunicarse entre ellos. Permnece en el D2 por 11 días y luego lo llevan a la Unidad Penitenciaria nº 1 en San Martín. Habla de cómo lo hacen firmar papeles y sacar fotos. Describe el espacio físico que recuerda. Estuvo detenido en la UP1 durante seis meses en el Pabellón 10 de la UP1, donde estaban los “perejiles” considerados “suaves”. Describe la distribución por pabellones según la organización de pertenencia. Recuerda el asesinato de René Moukarsel en el patio de la cárcel. Luego lo transfieren a Sierra Chica. Recuerda el traslado en avión.
Cuenta sobre la dinámica de su vida allí detenido, donde paso casi toda su adolescencia, los libros que leía, las relaciones sexuales, el vínculo con otros detenidos, el tratamiento de los represores. Recuerda el tiempo que le tocó compartir celda con Martin Guevara, hermano de Che Guevara, con quien charla mucho. Después es transferido a una celda con dos integrantes de la triple A.
En 1979, gana la libertad. Primero va a la casa de una tía en Buenos Aires, con todo un esquema montado por sus familiares para que llegase bien, y después se vuelve a Córdoba. Cuenta como era su vida después de la cárcel, como sentía dificultad en abandonar la rigidez de la rutina que tenia en Sierra Chica.
Los militares lo llaman para colaborar, pediendo que identificase fotos. Dicee que no reconoce a nadie.
Se sentía desorientado, con miedo. No hablaba a nadie sobre el asunto. Estudió sus últimos dos años en la Escuela Nocturna Vélez Sarsfield mientras trabajaba en la cantina de aspirantes de la Escuela de Suboficiales de la Aeronáutica. Se queda ahí hasta que descubren que estuvo preso.
Tiempo después vuelve al grupo de Scouts, sigue estudiando y empieza a vender libros con su padre. El padre de uno de los chicos en los Scout, que era comisario, lo invita a ir a otro grupo de Scouts que está por abrir, siendo, por lo tanto, uno de los fundadores. Cuando descubre que estuvo detenido lo expulsan de los Boys Scout. En una excursión a Capilla del Monte, conoce a un grupo de seminaristas. Decide entrar al seminario donde entra en contacto con seminaristas y curas progresistas. Cuando sale del seminario, está otra vez desorientado. Empieza a juntar plata para irse a Alemania con el primo de su actual esposa pero la madre de él le ofrece un trabajo. Conoce a Letícia a quien cuenta por primera vez sobre su detención. Cuenta sobre sus miedos, el silencio en su vida cotidiana y los efectos de ello. Actualmente, luego de fundirse su empresa, vive en España.
Decide recurrir los sitios donde estuvo preso para intentar cerrar algunas heridas y ahí conoce el Archivo Provincial de la Memoria, donde puede recuperar parte de su historia. Habla sobre cómo se siente en relación a eso.