La Viky Rozza, nuestra Pedagogía de la Memoria

Te vamos a encontrar siempre Vicky corazón.

PIDO LA PALABRA Y DIGO!

Inmenso grito con el que esta "vieja Kuhs" nos convocaba, hace muchos años, al ritual de hacer circular la palabra, la memoria, la verdad y la justicia. Ese libro fue la cabecera de muchos cuando nos iniciamos a pensar en “La Pedagogía de la Memoria”.

La Viki Rozza juntó pedazos en la pos dictadura, armó su rompecabezas y convocó a los HIJOS, a los militantes, a los docentes, a los contadores de cuentos, a los ex presos, a las Abuelas y madres para pensar como trasmitir el horror vivido a todas las generaciones que siguieron,

Cuando las políticas públicas de memoria eran una consigna, nos convocó en un abrazo colectivo a preguntarnos ¿VIVIMOS EN EL PAÍS DEL NUNCA MÁS? …un espacio de formación de formadores (no formal) donde el decir colectivo, el abrazo caracol, los hilos rojos tejieron una red que sigue creciendo.

Luego, cuando las políticas públicas de Memoria se hicieron política de estado, participó en la conformación del Área de Pedagogía de la Memoria porque la idea del Educar era trasmitir, reflexionar, interpelar.

Los puchos en el patio, los títeres, los susurradores, los abrazos maternales, las ayudas sin condiciones. Un poco de Laura Devetach, de Maria Teresa Andruetto, de Bodoc, de Burnichon. De Freyre y Galeano, de Alejandra, de su Flor. Otro poco del teatro por la Identidad y de las Rondas de Arte y Política. También de las “Chupinas de colección” y ese gran trabajo que nos desafío a hacer para producir libros locales y dejar citar a los “porteños”.

En el año 2007 se desarrolló el Concurso "Creando Memorias", una de las primeras actividades de la Comisión y el Archivo. Ella y su mirada propuso publicar todos los trabajos, interpelando a todos con la idea del concurso porque la Memoria es colectiva y se trata de sumar. De ahí nacieron las hermosas Rondas de Memorias y de Lectura que aún seguimos haciendo. Y que hoy, al comprobar que las palabras tienen un sentido en este país que nos desgarra, la seguimos haciendo y la tendrán muy PRESENTE.

En la inmensidad del cielo a la misma distancia de cualquier lugar

Hoy llueve en Córdoba, en el patio de las luces sentimos como si hubiera algo de lo que todavía no nos hemos dado cuenta, como si tuviéramos que encontrar un punto de vista desde el cual ver más claramente. Parpadeamos, sin respuestas, sin inventos. Un sonido liviano nos envuelve. Miramos los focos encendidos a lo largo de estos años. Las flores rojas. Sus flore rojas. El viento mueve al Lapacho del cantero, percibimos que las plantas huelen el miedo, la tristeza, pero la dominan. El miedo y la tristeza a veces, se aproximan más al amor que al descreimiento. Un patio con sus paredes es mucho más que una edificación. Y en este patio el corazón se nos estremece en un amalgama de sensaciones. En el patio lleno de rondas, se fragmentan los recuerdos. Se encienden y apagan las chispas de los relámpagos, destellos, ahora amarillos, ahora rojos. Somos lo que somos. En el aire refulgen las palabras. Su fuego sobrevive hasta el fin. Relucen tranquilas, azules. Nos abren paso entre las ruinas iluminadas del mundo por venir. El susurro del lenguaje. La casa y el viento. Repasamos la memoria del camino recorrido, esa que va quedando bajo los tachones, las palabras reemplazadas, los renglones descartados, los pensamientos al margen. Ojeamos los desprendimientos que abren la posibilidad a futuras actividades en este patio, en este Archivo, en este pasaje, en esta ciudad.... Debemos confesar que cada día tenemos más dudas, más preguntas. Distinguimos los susurros que nos llegan de afuera. Observamos abstraídos el paso de unas charatas. Las nubes blancas, grises y evanescentes. La línea lejana del horizonte que se abre. Estiramos la mirada y sentimos la caricia fresca del viento serrano que la envuelve. Hay cosas que de tan rotunda son inaceptables. No obstante, uno tiene el deber de creerlas. También hay cosas que no deseamos perder de vista, detalles acariciados, suficientemente importantes, específicos y bellos. Pensamos en la Vikcy, en su andar por estos lugares, en sus gestos, su presencia. Los prodigios del amor, su evidencia. Los foquitos iluminan el día gris La fuerza de aquello que resplandece. Somos lo que somos, porque hemos sido lo que hemos sido, nos decía el Toto. No llegamos a un lugar por mero juego del tiempo. Hemos construido esto. Pensar en esa construcción es una de las tareas sustanciales. Y en esos pensamientos y en nuestros horizontes te vamos a encontrar siempre Vicky corazón.