El camino de Memoria, Verdad y Justicia: huellas del peregrinar
Un relato que reconstruye la organización de familiares cordobeses en comisiones defensistas de presos políticos y de detenidos desaparecidos y su devenir entre la solidaridad y el desamparo en la década de 1970*.
“Libertad a los compañeros presos políticos, estudiantiles y gremiales”
La conformación de espacios de organización colectiva de familiares en Córdoba se remonta a comienzos de la década del ‘70, en un contexto marcado por la generalización de las luchas y protestas y por el aumento de la represión estatal hacia las militancias organizadas. Durante esos años, la persecución estatal se expresó en el aumento de las y los presos políticos, en los traslados disciplinadores hacia distintos penales del país alejados de sus redes afectivas y de militancia, en las legislaciones represivas sobre condiciones de encierro y penalidades. En este contexto, los familiares cordobeses comenzaron a conformar comisiones y espacios de solidaridad por la defensa y la libertad de las y los presos políticos, en las que confluyeron también otros actores aliados a la causa, como abogados, organizaciones políticas y sindicales.
Desde estos entramados, los familiares comenzaron a politizarse e involucrarse en una realidad que los afectaba directamente, visibilizando sus reclamos a partir de acciones de denuncia pública en la calle, en la prensa y en los órganos de difusión de las organizaciones en las que participaban sus seres queridos. “Con la lucha popular a los presos liberar” y “Libertad a los compañeros presos políticos, estudiantiles y gremiales”, fueron las consignas que aglutinaron y unificaron a una diversidad de actores en las distintas acciones colectivas que emprendieron. Junto a las organizaciones donde sus hijxs, esposxs, hermanxs militaban, organizaron visitas hacia los penales donde se encontraban alojados. Junto a los gremios solidarios hicieron festivales para juntar fondos que les permitieron financiar los viajes, ayudar económicamente a la familias de los presos y también visibilizar en la prensa la lucha por la libertad. Junto a los abogados comprometidos denunciaron las legislaciones represivas, visibilizaron las condiciones y torturas a las que estaban sometidos en los penales y brindaron asistencia jurídica a los presos.
Con la amnistía de Cámpora en mayo de 1973, los familiares nucleados en las comisiones lograron efectivizar de manera temporaria sus demandas por la libertad a los presos políticos. No obstante, poco tiempo después, el Navarrazo y el recrudecimiento de la represión con la instauración de un nuevo patrón represivo, los arrojó nuevamente a la lucha y a la organización. La represión los alcanzó incluso a ellos mismos como también a abogados defensores de presos políticos, como Alfredo Curutchet, el Cuqui, asesinado en 1974.
“Aparición con vida”
En enero de 1976, ante la urgencia y desesperación por la generalización de los asesinatos, secuestros y desapariciones, los familiares cordobeses conformaron la Comisión Provisoria de familiares de secuestrados y desaparecidos. Desde entonces la consigna “Aparición con vida” comenzó a circular convirtiéndose poco tiempo después en la exigencia política que reunió a familiares, madres, padres, hermanxs y esposxs dando lugar, con estos antecedentes previos, a la conformación de los organismos de derechos humanos durante la dictadura cívico militar.
El accionar represivo durante el terrorismo de estado se desplegó no sólo sobre la militancia que protagonizó los procesos de lucha y movilización entre los años de 1960 y 1970, sino también, sobre quienes emprendieron las primeras acciones de resistencia a la dictadura: los familiares de las y los presos políticos y de las y los desaparecidos. Como ya había ocurrido desde el Navarrazo sufrieron la prisión política, el secuestro y también la desaparición. Fueron blanco de la represión por su militancia, por sostener la pregunta ¿Dónde están? y exigir una respuesta al Estado y, desde allí, ser los primeros en desafiar el poder del horror. Para familiares la solidaridad pero también el desamparo fueron dos constantes a lo largo de su recorrido durante la dictadura y posteriormente.
La Comisión de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba: Reconocerse en el trajín de las búsquedas.
Un informe de la Comisión de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba, que narra los orígenes de la organización, decía en agosto de 1983: “Las dificultades que encontramos los familiares de desaparecidos y presos políticos para organizarnos fueron muchísimas. En octubre de 1976, son secuestrados los miembros de la Comisión de Familiares de aquel entonces: Onetti (actualmente exiliado), Ruffa, Chabrol y Salas (fueron liberados tras cincuenta días de cautiverio) y la Señora de Guevara. Esta última madre, gran activista de aquella incipiente comisión, permanece hasta la fecha desaparecida”. Eugenia Francisca Turri de Guevara, la “Gringa”, enfermera y madre de dos hijos, fue secuestrada de su lugar de trabajo en el Hospital Español, la noche del 11 de noviembre de 1976, por personal del 3er Cuerpo de Ejército. Fue la única, dentro de los seis integrantes de la Comisión secuestrados y alojados en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio Campo de La Ribera, que permanece desaparecida desde entonces.
En el trajín de las búsquedas en dependencias oficiales y en las filas de las cárceles se fueron encontrando y reencontrando familiares de presos con familiares de desaparecidos, armándose así las primeras redes de solidaridad. Desde la conformación de pequeños grupos comenzaron, de manera clandestina, a articular sus acciones de búsqueda, denuncia y reclamo por la aparición con vida y libertad a los presos políticos.
En ese devenir entre la clandestinidad y la denuncia pública dentro y fuera del país, entre la solidaridad y el desamparo, se conformó unos de los organismos centrales del Movimiento de Derechos Humanos de Córdoba, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas.
Hoy “Familiares” sigue protagonizando la lucha por Memoria, Verdad y Justicia y participando de los procesos judiciales por crímenes de lesa humanidad. Su bandera, las pancartas y los pañuelos podemos encontrarlos en cada marcha que conmemora el 24 de marzo y en cada acción por el “Nunca Más”.
*Texto elaborado a partir de los trabajos de Ana Carol Solis sobre el Movimiento de Derechos Humanos en Córdoba.