Habitar el grito. Poesía y Memoria en La Perla

Habitar el grito es el resultado de una serie de encuentros de producción y lectura de poesías desarrollados en el Espacio de Memoria La Perla a lo largo de 2012.

Durante esos encuentros jóvenes poetas de la provincia y reconocidas personalidades del mundo literario tomaron las diferentes significaciones y sentimientos que emanan de este Sitio histórico para elaborar sus producciones. De allí surge Habitar el Grito en honor a Glauce Baldovin poeta y madre de un Sergio González Baldovín, secuestrado y desaparecido durante la última dictadura cívico militar.

Participaron de esta obra colectiva: María Teresa Andruetto, Fernando Bellino, Jorge Boccanera, Gustavo Bustillo, Eugenia Cabral, Francisco Colombo, Jery Chávez Hermosa, Alexis José Comamala, María Depetris, Marcelo Dughetti, Nicolás Jozami, Ceferino Lisboa, Martín Maigua, Laura López Morales, Andrés Nieva, Marcio Olmedo Villalobo, Rocío Pavetti, Ramiro Pros, Leticia Ressia, Gabriel A. Riobó, Pablo Rodríguez, Cecilia Romero Messein, Claudia Sbolci, Rodolfo Schmidt, Soledad Soler y Juan Manuel Stahli, con ilustraciones del artista plástico Fabio Egea.

¿Cómo abordar esos gritos que llenaron los espacios de lo que fueron los centros de exterminio? ¿Qué hacer para exorcizarlos y que gritos como aquellos no sean provocados nunca más? La sola denuncia de que hoy se sigue torturando en nuestras cárceles demuele cualquier intento sincero de creer que llegamos a respuestas definitivas para estas preguntas.

Sin embargo lo contrario también es cierto: la mera presencia de esos gritos renueva el trabajo de muchos para enfrentar sus desgarradores ecos en nuestras almas. Crear y re-crear, decimos y soñamos como apuesta colectiva al lanzar el primer ciclo “Habitar el grito”, con el cruce entre Poesía y Memoria.

Este libro es la culminación de ese proceso, y a la vez, el comienzo de algo más grande que nos excede: la posibilidad de que las palabras - y sus compromisos - corran por distintos paisajes, oídos, construcciones, terquedades, exorcizando los gritos horrorosos, invitando a los gritos colectivos. Un coro de voces que nos animan a seguir habitando eso que llamamos cultura.