Crónicas del Juicio
Compartimos diferentes notas y análisis de esta causa
MÁS JUICIOS. MÁS DEMOCRACIA
El próximo 9 de septiembre la Justicia Federal estableció como fecha para el inicio del 12vo juicio por delitos de Lesa Humanidad en Córdoba. Se trata de la acumulación de las causas Diedrichs y Herrera, que buscan justicia por lo ocurrido con 43 personas secuestradas en la provincia de Córdoba entre marzo y septiembre de 1976.
Por estos hechos serán juzgados 18 represores, varios más quedan fuera por fallecimiento, esto no es menos que otra consecuencia del paso del tiempo que nos indica que no se puede esperar más para que estos procesos se lleven adelante. Más de 40 años después de ocurridos los hechos tenemos certezas sobre la importancia de juzgar a los responsables para construir un país más justo, en el cual el Estado demuestre que no es posible la continuidad de un modelo de impunidad.
Hoy la pandemia nos obliga a pensarnos y re pensarnos, a buscar nuevas estrategias. Si bien entendemos cada juicio como un proceso reparatorio a nivel social como personal donde lo presencial, el acompañamiento y el abrazo son imprescindibles; también somos herederos de muchas luchas, que hoy nos dicen que hay que seguir, priorizando el cuidado, pero ideando nuevas formas frente a esta actualidad. Eso es lo que aprendimos de las personas que con todos sus dolores a cuestas nunca apostaron a la venganza sino a la construcción social de Justicia. Con una tenacidad que las llevó a enfrentar a todos los poderes (incluidos los más aterradores), a organizarse y hasta apostar a construir política pública.
La coyuntura, atravesada por el covid-19 visibiliza las dificultades que los trabajos por memoria, verdad y justicia sortean para persistir. Más allá de los años transcurridos y de las demoras para la iniciación de los juicios, vivimos tiempos cuya significación cuesta definir. En el aire se percibe una generalizada incertidumbre por los días que vendrán. Quienes asumimos el rol social y político de mantener en vigencia la lucha contra la impunidad nos enfrentamos a la complejidad de una pandemia mundial que deja muchas consecuencias económicas y sociales, y nos desafía a poner en escena y en agenda social la importancia y visibilidad de los juicios de lesa humanidad. Una lucha que puede parecer del pasado pero que sin embargo sigue siendo transversal en la historia de nuestro país.
Tal vez, ese desafío significa más que nunca la posibilidad de profundizar en las identidades políticas de las víctimas, los proyectos del país que se disputaban, las consecuencias económicas, sociales y políticas de terrorismo de Estado que aún siguen vigentes, y la educación en Derechos Humanos como política de estado, hoy más que nunca en la escena de los interrogantes, incluso fuera de los espacios formales. Allí radica lo sustancial de los juicios: recuperando las huellas, los testimonios, las marcas sobre un presente, que imprescriptible, lleva en su cuerpo delitos contra toda la humanidad como advertencia de aquello que hizo lo que somos.
Hay 44 años de necesidad de verdad, de saber qué pasó con nuestros familiares, amigos, compañeros, trabajadores, estudiantes, cordobeses; por todos ellos tenemos el compromiso de encontrar nuevas maneras para que no se detengan los procesos de verdad, de memoria y que por lo tanto el Estado genere los mecanismos de acompañamiento, escucha, contención y sobre todo Justicia.
Poder devolverle a cada escuela, facultad, gremio, institución, familia un poco más de estas presencias y qué pasó con ellas, es una deuda pendiente.
Córdoba ha dado sobradas muestras de la importancia de estos procesos, con la presencia sostenida de todos, inclusive antes del 2008 que empezaron los juicios. Con el corolario de la sentencia de la Megacausa al terrorismo de Estado Con miles de personas acompañando en el 2016.
Con el convencimiento que el juicio es de todas, todos, todes, todxs; esperamos este 9 de septiembre y todas las instancias que sigan hasta lograr justicia por los 30000 pero también por todos nosotros.
DE LA VIGILANCIA ESCOLAR A LA PEDAGOGÍA DE LAS MEMORIAS
Por María Laura Villa *
Una serie de documentos encontrados y resguardados por el Archivo Provincial de la Memoria muestra cómo se pretendió orientar la escuela y la enseñanza a los intereses que la dictadura y sus cómplices civiles impusieron a sangre y fuego. También respalda los testimonios escuchados en este y otros juicios, como en muchas historias que aún no encuentran justicia.
En contexto de pandemia y aislamiento social, les cordobeses asistimos a un nuevo juicio de lesa humanidad con modalidad semipresencial y con audiencias testimoniales trasmitidas por el canal de YouTube del Tribunal Oral Federal. Es la primera vez que esta instancia es transmitida completa, en vivo, sin restricciones y permanece “colgada” para ser vista y escuchada en cualquier momento. En las cinco jornadas transcurridas observamos como la imposibilidad de estar en la sala o en el edificio se contrapone con la gran cantidad personas que se conectan, a través de sus pantallas y se interesan por estos relatos.
En la convocatoria y comunicación de este juicio se remarcó que este proceso judicial era el doceavo en Córdoba. Una de las claves en las que se puede leer ese número no es solo la cantidad de condenados y víctimas que encontraron justicia, sino también como cada nuevo juicio permite profundizar en el entramado social y político los hechos que se juzgan ¿Qué significó en la historia política de nuestro país la planificación de delitos por parte del Estado en contra de determinadas identidades políticas, y cómo se impuso ese plan en toda la sociedad?
Profundizar en el sentido de estos juicios, más allá de las violaciones a los derechos humanos ejercidas como plan sistemático de aniquilación, permite dar lugar a nuevas lecturas y escuchas sobre lo que en estos procesos se juzga, se relata, se pone en escena no solo respecto a la importancia de la justicia para les víctimas y familiares, sino para toda la sociedad.
Las audiencias realizadas hasta hoy arrojan datos sobre persecución a docentes, estudiantes, delegades y otres representantes del ámbito educativo. También los delitos cometidos contra un menor secuestrado con sus padres, amenazas, allanamientos, extorsiones y hostigamientos a las familias, entre otros.
Al iniciarse la fase testimonial, Sebastián y Julia Soulier nos abrieron sus dolores y aquellas marcas que determinaron su identidad. Pusieron en escena les infancias violentadas en la dictadura y sus particularidades en Córdoba. En la quinta audiencia, el actual Ministro de Educación, Walter Grahovac, testimonió por el caso de Coqui Arias, y nos relató sobre la militancia estudiantil secundaria y la persecución que vivían. También Diego y Susana Soulier, les hijes de aquellas identidades que intentaron desaparecer, dieron cuenta de la continuidad de la mirada estigmatizante dentro de las aulas, en democracia y épocas de impunidad.
Julia, Sebastián, Diego, Susana relataron cómo el encuentro colectivo y la militancia fueron redes para sostener dolores y convertirlos en lucha. Y destacaron de qué manera esa militancia permitió reflexionar sobre la lucha de sus padres y rearmarse con nuevos relatos que empezaron a compartir en las escuelas.
En las audiencias de este juicio les testigos (re) afirman frente a un tribunal de Justicia que las escuelas secundarias no quedaron al margen del terrorismo de Estado instaurado en la última dictadura cívico militar. Y que fue política de Estado intervenir las escuelas, como modo de control social a la militancia de adolescentes que se asumían como actores políticos y decidían no quedar al margen de la realidad y las luchas que se daban en la sociedad.
En los últimos años y a partir de las leyes que establecen la inclusión en la curricula escolar los ejes de memoria, verdad y justicia, el trabajo de los sitios tomó un lugar trascendental en la producción de contenidos, en el acompañamiento a docentes, en la referencia de los estudiantes; aún cuando persisten miradas que cuestionan todavía el carácter político de la educación.
Estos trabajos nacidos de la lucha, durante años silenciosa de los organismos, hoy son política de Estado a través del trabajo pedagógico de los sitios de memorias que invitan siempre a pensar la escuela como institución fundamental en la formación política de estudiantes con conciencia cívica, pensamiento crítico y reflexión histórica. Estudiantes que no desconozcan que la dictadura persiguió, secuestró, asesinó y desapareció a muchos jóvenes estudiantes secundarios, preceptores, docentes y delegados; y sean sabedores de sus historias de vida con herramientas para profundizar en los porqués de su lucha y de sus asesinatos, permite construir puentes entre pasado y presente para poder contribuir a la escuela como institución que forma sujetos políticos para el futuro.
Un Monstruo Imaginario: la dictadura en el ámbito educativo
Los juicios de lesa humanidad permiten iluminar tramas sociales, que nos constituyen, pero no siempre están visibles. En el año 2010, el Archivo Provincial de la Memoria inauguró la muestra Un monstruo Imaginario: la dictadura en el ámbito educativo (1) en la que se visibilizaba parte de esta serie documental Circulares de la Dirección Nacional de Enseñanza Media y Superior. La muestra temporal Un monstruo imaginario así como la Biblioteca de Libros Prohibidos fueron pensadas para incluir en el recorrido por el museo del sitio cómo se ejerció el control en las escuelas y la producción cultural. La superficie discursiva de la muestra exhibía la vigilancia sistemática y permanente desarrollada por la dictadura poniendo todos los recursos estatales al servicio de vigilar, perseguir y eliminar.
El contenido general de las Circulares de la Dirección Nacional de Educación Media y Superior (2) nos permite hacer una lectura del cotidiano escolar vivido en los años previos, así como durante y después del golpe cívico militar. Se trata de directivas que van desde la reglamentación de los actos escolares; pasando por la suspensión de materias, hasta la orden de expulsar alumnos o marginar docentes por sus creencias, suspender la vigencia de las normas que permiten la representación estudiantil, elección y actuación de delegados. Notificación para sancionar inconductas de los alumnos por su desaliño personal, falta de aseo, cabello largo que exceda el cuello, en varones y no recogido en las niñas, uso de barba en varones y maquillaje en las niñas, falta de corrección y buenos modales, jugar de manos…”.
La educación y la escuela son instituciones sociales que tiene un carácter esencialmente político y no pueden ser pensadas de manera ajena a la vida política de un país. Cuando la institución escolar responde a los intereses de un poder que pretende despolitizarla, alejarla de la realidad social también es político.
Los documentos encontrados y resguardados por el Archivo Provincial de la Memoria dan cuenta de esta relación y permiten visualizar el funcionamiento escolar durante diferentes períodos dictatoriales, su enseñanza en función de los intereses que la dictadura y sus cómplices civiles impusieron mediante el terrorismo de Estado. También respaldan los testimonios que en estas audiencias hemos escuchado como en otros juicios, y como en muchas historias que aún no encuentran justicia.
Complementar los relatos de las audiencias con las lecturas de estos materiales, nos acerca a repensarnos, a repensar la escuela y las prácticas pedagógicas. La universidad, las fábricas, las empresas, las iglesias, en fin, la sociedad ha sido atravesada por esta misma historia. Cada testimonio es reparatorio, en tanto propicie la posibilidad también de repensarnos, no solo desde las individualidades, sino también desde la institucionalidad.
Directivas contra el monstruo
Directivas sobre infiltración subversiva en la enseñanza es el título de una resolución enviada junto a una serie de circulares que dan cuenta del control ejercido en la última dictadura militar, así como de su mirada respecto a la movilización, militancia y participación política de los estudiantes durante las décadas del 60 y 70:
“Las autoridades de establecimientos educativos de nivel primario, secundario y terciario no universitario, en los casos en que se adviertan una orientación de índole subversiva en el dictado de clases o en otro tipo de actividad docente o en cualquier expresión dirigida a los alumnos, deberán proceder conforme se indica en la anexa ‘Directiva sobre infiltración subversiva en la enseñanza’, que forma parte integrante de la presente resolución. A modo de ejemplo, deberá considerarse que la enseñanza es utilizada con fines subversivos, cuando se adviertan los siguientes indicios:
a) Tendencia a modificar la escala de valores tradicionales (familia, religión, nacionalidad, tradición, orden, jerarquía).
b) Destrucción del concepto tradicional de familia y de autoridad paterna.
c) Desnaturalización del principio de propiedad privada.
d) Interpretación tendenciosa de los hechos históricos, asignándoles un sentido clasista o reivindicatorio de los anhelos populares contra los excesos del capitalismo.
e) Utilización interesada de la doctrina social de la iglesia para alentar la lucha de clases.
Procedimiento a seguir
1) En caso de maestros o profesores a) El Rector o Director interrogara al docente de forma tal que le permita aclarar si los conceptos de índole subversiva vertidos, han sido producto de una clara convicción ideológica o por el contrario, de un desconocimiento de la realidad que se vive en el país. b) En caso que se compruebe intencionalidad por convicción ideológica, se procederá a: Labrar un acta en la cual se expliciten detalladamente, los datos de identificación del docente, los conceptos vertidos y hechos ocurridos, testigos y todo otro detalle que sirva de elemento previo de una instrucción sumarial…”.
El Archivo Provincial de la Memoria resguarda entre sus acervos documentales la serie documental Circulares de la Dirección Nacional de Enseñanza Media y Superior, encontrados en Escuela Normal Superior Dr. Alejandro Carbó, en el marco de la búsqueda de documentos producidos en la última dictadura militar.
Notas:
(1) Esta muestra estuvo en el Archivo Provincial de la Memoria, pero también en el Colegio Nacional de Monserrat y en el Colegio Alejandro Carbó.
(2) El material fue trabajado desde las áreas de Área de Archivo y Conservación y Digitalización e Informática, por lo que los originales y su respectiva copia digital fueron devueltos al Colegio. Para ver más información: https://apm.gov.ar/archivosdelarepresion/wp-content/uploads/2019/03/Isad-G-Circulares-de-la-Direccion-Nacional-de-Educacion-media-y-superior-D.I.N.E.M.S.pdf
* Periodista y Licenciada en Comunicación Social de la ECI-UNC. Trabaja en el área de Comunicación del Archivo Provincial de la Memoria de Córdoba.
SENTENCIA JUICIO “DIEDRICHS-HERRERA”: OTRO CLARO DÍA DE JUSTICIA. La exigencia y el grito tenaz de justicia contra el tiempo y la realidad trastocada
La espera de justicia ha determinado tantas vidas, cotidianos y luchas que el tiempo de escucha a los acusados, indiscutible desde el derecho constitucional, hace más largos los días de sentencia. Aún más después de un año de aislamiento social y virtualidad.
Sin embargo y como bocanada de aire, sobrevivientes, hermanas, hermanos, hijos e hijas de las víctimas junto a sus familiares, amigos, seres queridos estuvieron presentes el lunes 22 de febrero en Tribunales Federales Nº1 donde se escuchó la sentencia del proceso judicial “Diedrichs-Herrera” que comenzó el 9 de septiembre de 2020, el 12º juicio por delitos de Lesa Humanidad en Córdoba. Más de 40 años después de ocurridos los hechos tenemos certezas sobre la importancia de juzgar a los responsables para construir un país más justo, en el cual el Estado demuestre que no es posible la continuidad de un modelo de impunidad.
Fue un juicio peculiar. La pandemia mundial condujo a nuevos desafíos respecto al acompañamiento de las víctimas, el trabajo con instituciones, organizaciones y vecines comprometidos con la memoria, la verdad y la justicia. Los juicios reparan y a su vez permiten producir diálogos entre pasados y futuros posibles. Asistimos a un nuevo juicio de lesa humanidad con modalidad semipresencial y con audiencias testimoniales transmitidas por el canal de YouTube del Tribunal Oral Federal. Es la primera vez que esta instancia fue transmitida completa, en vivo, sin restricciones para ser vista y escuchada en cualquier momento.
En este nuevo contexto tras una cotidianeidad trastocada, los testimonios sobre solidaridades, compromisos y lazos interpersonales que hasta el día de hoy se inscriben en lxs cuerpxs, impulsó a rescatar nuestros propios gestos solidarios; re significando la importancia de lo humano que entreteje una red de solidaridades sin la cual difícilmente podríamos seguir caminando nuestro tiempo. A su vez permitió visibilizar lugares que funcionaron como centros clandestinos, identidades políticas perseguidas, el plan sistemático del disciplinamiento social por parte de los responsables y las lógicas de la impunidad con la que convivimos durante tantas décadas y que al día de hoy cuesta derribar. Cada nuevo juicio permite profundizar en el entramado social y político los hechos que se juzgan ¿Qué significó en la historia política de nuestro país la planificación de delitos por parte del Estado en contra de determinadas identidades políticas, y cómo se impuso ese plan en toda la sociedad? Los juicios de lesa humanidad permiten iluminar tramas sociales, que nos constituyen, pero no siempre están visibles.
Una cuestión a destacar es que este nuevo juicio permitió, a pesar del tiempo cómplice a la impunidad, condenar a policías del ex Departamento de Informaciones 2 (D2) por el secuestro y las torturas a un menor de edad secuestrado junto a sus padres que aun continúan desaparecidos. Se trata de Sebastián Soullier, quien tenía 5 meses cuando fue secuestrado junto a sus padres Juan Carlos Soullier y Adriana Díaz Ríos, el 15 de agosto de 1976. Su testimonio como el su tía Julia Soullier nos mostraron que siguen ardiendo las heridas y latiendo las resistencias.
“El caso de Sebastian es una muestra de lo ocurrido particularmente a un colectivo vulnerable: les niñes. Ya en la sentencia de la “Megacausa La Perla” se condenó a represores que actuaban en el ex CCD por la privación ilegitima de la libertad de dos niñes. Ahora, en la causa Diedrichs, pudimos visibilizar este tipo de situaciones esperando que nuestra acusación y el poner blanco sobre negro en las conductas desarrolladas por funcionarios públicos durante la última dictadura cívica militar, pueda completar la magnitud de los daños ejecutados. Al mismo tiempo, esto da cuenta de la imposibilidad de justificar ningún tipo de conductas, ni en esa época ni ahora cuando afectan a la dignidad humana”, expresó contundente Lyllan Luque abogada querellante de H.I.J.O.S y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba representado a la familia Soulier.
La sentencia congregó a docentes, estudiantes del colegio Manuel Belgrano y los estudiantes nucleados en la Federación de Estudiantes Secundarios, quienes a lo largo del juicio fueron preguntándose por la vida de Claudio Román; los prolíficos estudios de José Akselrad, y la militancia de Gustavo Torres. También estuvieron quienes homenajearon a Wenceslao Vera desde su lugar de nacimiento coordinado por el Espacio de Memoria Cruz del Eje, y la organización barrial donde hoy participa su hermano Gustavo. Este acompañamiento estuvo también potenciado por el proyecto Mirar y Contar en función del cual los familiares destacaron la necesidad de dialogar sobre las presencias de Marta Mamani y Eduardo Torres a partir de fotos de sus viajes, su casamiento, sus sonrisas; Martin Mora y su amor por el fútbol; Néstor Albino Acosta, las inquietudes de Gachi Torres, la ausencia de Adrián Ferreyra. El juicio y la sentencia dieron a conocer la vida de los hermanos Soullier y el pedido de aparición de los cuerpos de su padre por parte de Sebastián, hijo de Adriana Ríos y Juan Carlos Soullier, las huellas que persisten en Unquillo de Bruno Castagna y Viviana Meiners a través del recuerdo de les vecines junto a los de Norma, hermana de Eduardo Bicocca, las memorias construidas en barrio Alberdi sobre las vidas de quienes habitaron distintos lugares allí, los relatos de Irma, esposa de Edelmiro sobre el compromiso de su compañero.
“Tardó pero llegó y tengo un sentimiento de alivio aunque el dolor de la ausencia sigue”; “es una mezcla de dolor y alegría”; “los chicos ahora tienen un poco de justicia” fueron algunos de los sentires que estaban presentes mientras el tribunal leía el veredicto, como así también los sentimientos dolorosos, los silencios, las esperas que persisten y los anhelos de justicia truncos por las absoluciones -quedaron arbitrariamente impunes Grandinetti y Meira y casos no tenidos en cuenta en el dictamen- que pesan y no pasan desapercibidos. De manera global, la sentencia al juicio “Diedrichs-Herrera” culminó con ocho condenados a prisión perpetua, cinco a 18 años de prisión, uno a 4 y dos absueltos.
Conviviendo con esos distintos sentimientos vale la pena la sensación de esperanza por cada condena a perpetua, por cada encuentro, alivio y cada una de las sonrisas. Una vez más un juicio por delitos de lesa humanidad abrió el cielo y aclaró las miradas, invitó a la multiplicación de las construcciones de memorias desde lo cotidiano y habilitó preguntas a aquel pasado que es nuestro presente.